EL SECRETO

Una cuarta y media hacia donde nació la primera gemela mirando el Oriente. Bajo sus pies de barro aún siguen guardados los hijos del sol, allí donde todo se mantuvo oculto que, ni hasta los demonios pudieron encontrarlos”.

En su lecho de muerte, la anciana Anastacia convocó a su único nieto para contarle su mayor secreto. No podría morir en paz llevándose consigo lo que ocultó por mucho tiempo. La guerra guasú, el peligro de la ocupación aliada, los asesinatos y robos, obligaron, a quien en ese entonces era una jovencita de 18 años, a tomar decisiones muy importantes, ya que sus padres le abandonaron para alistarse y para defender hasta con sus vidas a la patria.

La guerra guasú llegaba en su punto álgido. En el pueblo de Pirayú, unos mensajeros relataban a viva voz, el trágico descenlase de hombres, mujeres, ancianos y niños durante la ocupación y batalla en Piribebuy. La muerte estaba demasiado cerca, separada solo por la cordillera de los Altos.

En el pueblo quedaban pocos pobladores, en su mayoría eran mujeres muy jovenes y una buena cantidad de niños.

Llegó el fatídico momento, los aliados coparon Pirayú y a su paso dejaban destrucción y asesinatos; sus espíritus de miseria y sus cobardes glorias disfrazadas de banderas, debían ser saciadas; irrumpian casona tras casona en busca de joyas y todo lo que tuviese valor. Todo quedó en la miseria.

¡Oculten sus joyas, entierrenlas, tirenlas! ¡Dios nos proteja!.

A lejos se escuchaban los desesperados gritos y llantos, el ruido de la muerte retumbaba cada vez más cerca.

Anastacia Díaz, se preparaba para lo peor. Corrió hasta la estación; En sus manos cargaba pequeñas bolsas arpilleras.

Otras mujeres como podían, enterraban sus pertenencias.

Anastacia se mantuvo oculta, logró despistar y seguir.

— Abuela, ¿estás agotada? —. Preguntó —.

— Hijo, estoy partiendo a lo desconocido, más nunca he temido. No nos hemos entregado, ¡nunca!. — contestó —.

— ¡Descansa abuela, no te agites, descansa! — ¡tu misión ha terminado con glorias de grandeza, mujer valiente!.

— siempre habrá un elegido. El corazón noble y puro, merece y es digno de poseer el brillo del sol, ese que está oculto y que será tuyo.

— ¿A qué te refieres? —. Preguntó —.

— Nunca, ninguno de esos asesinos logró su cometido. Son herencias familiares ocultas, muy bien guardadas.

Una larga exhalación encontró a Anastacia con la muerte, y así liberó su angustia ante ese secreto guardado en su mente durante más de 70 años.

El Paraguay se levantaba de la miserable guerra, estaba en su auge de construcción política, social y moral.

El nieto José Díaz, recibió el secreto mejor guardado. Años después, tras investigar cada palabra, cada pensamiento de su abuela, descubrió ese gran misterio que encerraba lo que denominó como (el brillo del sol) en la primera gemela; Sin embargo prefirió continuar con el misterio, incluso llevándolo hasta la tumba.

Consideró tal vez que, su mayor fortuna fue la vida e historia de su amada abuela, además de creer que, los tesoros son sueños que se cumplen para quienes verdaderamente lo buscan.

En algún momento el secreto pertenecerá a otro soñador.

Fin...

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