El Luisón de Tacuaral

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Ikatu ehendú ko'ape

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Recuerdo las largas y calurosas siestas de diciembre en la Ypacarai del año 1978, en ella el zumbido abrumador del cantar de las cigarras invadía el ambiente como capturando el tiempo para convertirlo en momentos inacabables.

Desde la hora del almuerzo hasta la media tarde el mundo parecía detenerse, permanecía secuestrado por un reloj que en circunferencia de momentos exactos destinaba sus intervalos al casi sagrado y tradicional momento del reposo; dormir la siesta era un recreo al que todos los estratos sociales accedía.

Antes de que la Cultura acabara con el Mercado y el desarrollo con el Ferrocarril, la Estación era el corazón de Ypacarai, vagones tras vagones cargados con frutos del País y repleto de gente laboriosa pasaban por la vieja Tacuaral, en un tren cargado de sueños y esperanzas.

Precisamente fue en la Estación en donde escuche a unas burreras venidas desde Cerrito, hablar de un acontecimiento que en aquellos tiempos estremeció al Pueblo.

En voz baja y como si temieran referirse al tema, empalidecían al relatar que la noche anterior, una dantesca figura cuadrúpeda aterrorizo a algunos vecinos de la elevada Compañía de Ypacarai.

No entendí muy bien, pero creo que se referían a un horrible ser que se revolcaba en el Tape Curuzù llamado “cuatro vientos”, un lugar situado en Cerrito. Contaban que unos vecinos habían visto a un animal volverse hombre en lo que pareció ser un proceso de cambio doloroso, porque a medida que la criatura iba transformándose, emitía aullidos de lobo y desgarradores gritos humanos de dolor, mientras en el cielo la Luna llena contemplaba y a la vez propiciaba aquella Metamorfosis.

Cada semana y con fidelidad religiosa mis Tías visitaban el cementerio, durante el trayecto al camposanto a través de la accidentada avenida Bernardino Caballero conocida como Zanja Soró, coincidentemente con lo escuchado en la Estación, oí que mi Tía Carmen se refería a los sucesos acaecidos en la Compañía Cerrito.

Recuerdo perfectamente cada palabra en guaraní expresada por aquella sublime anciana al describir las características de la bestia mitológica que había acaparado toda la atención del Pueblo.

“Hetyma piru,hevikuá po’í, i pésho cartón, na i jajúraí, há’i mbití, i ñaca perô,hêsá vâ, i karape ha o guapy hápe o jagua puca...”.

“La yvý pôra hecové vâí, ha peichante ja harô, na ja pa porâ mo’ái...” (El ser humano se comporta mal, de seguir así no vamos a terminar bien)

Por mucho tiempo el Luison permaneció escondido sin dar signos de vida, sin aparecer, sin atemorizar a los Ypacaraienses, la fugaz aparición en Cerrito solo fue el anuncio de su llegada y existencia, el toque de atención, la advertencia a la Sociedad para que replanteen su conducta.

Recuerdo que en una calurosa madrugada, durante una ronda de tragos y bohemias en el Bar Totin, Enrique Nene Cárdenas, el Perurimá Tacuaraleño, relató que había tenido la oportunidad de dialogar por unos instantes con aquel extraño ser que habitaba las cercanías del ex-riacho convertido en Pantanal.

Con pasmosa tranquilidad y convencido de lo que decía, comento que la Criatura era el Luison que años atrás había aparecido en Cerrito y que habitaba el Pantano amparado por la abundante vegetación que parecía cobrar vida en la zona.

Cárdenas, el mentiroso consuetudinario e incorregible que cantaba "Recuerdos de Ypacarai" en Japonés, había dado con el paradero del Luison que años atrás apareció en Cerrito y hasta aventuró una profecía basada en la supuesta conversación mantenida con el Mitológico animal-humano.

Afirmaba que el Monstruo Cuadrúpedo pronto abandonaría su refugio, enfurecido por la contaminación de las aguas del Lago, que debido a la Criminal inconsciencia e irresponsabilidad de los habitantes de la cuenca, se había convertido en un nauseabundo charco de COLOR VERDE.

Con la apariencia de estar poseído, exclamo con vehemencia que el Luison se había intoxicado y había experimentado UNA MUTACIÓN al beber agua contaminada de color verde, y que atormentado por el dolor de ver a los peces muertos en aquella verdadera cloaca, afligido por una gran tristeza apuntó llorando hacia Ypacarai, señalando que ahí estaban los responsables de aquella catástrofe ecológica, acotó.

Ypacarai, la caldera del Diablo, hervía en un caldo de intrigas, cizañas, envidia y escándalos sexuales, en una ciudad que puede perdonarte todo menos el éxito, hasta los mejores amigos extraviaron el norte de sus convicciones, pero no fue hasta la calurosa noche de un viernes cuando la pequeña comarca capituló definitivamente, al ser testigo de la decadencia Moral del Amparo y Reparo de los afligidos y desprotegidos: La Iglesia.

En esa ocasión, durante la Celebración de Palabra a cargo de una Hermana del Convento, la feligrés Zulema Pastor hizo lo que nadie había realizado: Interrumpir el rito de la ceremonia religiosa para interpelar a la Celebrante acerca del contenido o la significación de lo que estaba diciendo.

Lo cierto y lo concreto es que Zulema fue sacada de la Celebración y con su expulsión la fidelidad a DIOS y la observancia de su Ley también abandonaban la otrora casa del SEÑOR; aquella mujer expulsada era la última devota de la ciudad y por consecuencia, la única persona que con todas sus fuerzas, con toda su Fe y toda su vida amaba, temía y respetaba al SEÑOR.

Cuando Zulema Pastor traspaso el umbral para dirigirse a la calle, vilipendiada por la indignación de los infieles que continuaban dentro del Templo, un hedor insoportable se respiró en el ambiente; el fétido olor contamino aquel recinto provocando el malestar generalizado de los presentes, quienes con náuseas y vómitos reaccionaron ante lo que sus olfatos percibían.

Acto seguido, unos niños apostados cerca de los amplios ventanales de la Parroquia gritaron aterrorizados, y presos del pánico corrieron desesperados al lado de sus Padres sin saber explicar lo que habían visto a través de las aberturas del Templo.

Toda la concurrencia se agolpo a observar lo que sucedía en las afueras de la Iglesia y sin recuperarse del susto por el repentino alarido de los niños, fueron testigos de un acontecimiento que erizo la piel de aquellos ciudadanos mientras el pánico se adueñaba de cada uno de ellos.

Afuera, en el Tupaó Korapy, un grotesco ser cuadrúpedo, el hijo del MAL, había invadido la propiedad de la Sagrada Iglesia, dentro de la misma y llorando los hipócritas se echaron de rodillas a rezar, se escuchó a la Hermana del Convento pedir perdón a DIOS, mientras la bestia de manera desafiante emitía un rugido al embestir las ventanas y un aullido cuando se detenía a observar a la desesperada feligresía que no podía dar crédito a lo que sucedía.

Al notar lo sucedido, Zulema Pastor regreso a la Parroquia y cuando apenas pisaba el patio de la Iglesia reprendió a la criatura con aspecto Humano y Lobo, y llamándolo por su Nombre, con vehemencia exclamo gritando: ¡LUISON...en el nombre de DIOS te ordeno que te vayas de aquí!

En ese preciso instante el insoportable olor se disipo y la bestia Mitológica desapareció dejando como escenario un interminable barullo de perros que atemorizados se descontrolaban emitiendo ladridos, aullidos y el inconfundible jaguá râse.

Esa noche sucedió algo curioso, el sol no se puso, permaneció brillando en el cielo y alumbro 24 horas, no hubo noche en Ypacarai y al día siguiente todos los Diarios imprimieron en su edición el título de portada que decía “La luz de la reconciliación, el perdón y el amor acabaron con la oscuridad en la Antigua Tacuaral”.

El Pueblo salio a festejar la victoria del bien sobre el mal, inmediatamente la Comisión Municipal de Folklore y Artesanía organizo por segunda vez en el año el “Festival del Lago Ypacarai” y en la acostumbrada ceremonia del acto de apertura, Isaac Villalba, legendario animador conocido como "el oficio de la palabra", astutamente cambio el parlamento del guion y grito :"El Lago se hizo canción e Ypacarai venció al Luison!".

La fiesta popular duro una semana, los Ypacaraienses bailaron abrazados con alegría, cantando en una celebración en la que estuvieron todos y al que solo falto EL LUISON.

LUISÕ TACUARALGUA.

Sapy’ante che mandu'a umi asaje mbyry'ái jasypakõi-pegua aĩro táva Ypacaraí pokõipa poapy (’78) arype, ha upépe ñakyrãkuéra purahei. Ñeimo’anteko, asajepyte guive, arapy opytaite kirirĩhape ka’aru peve, ha aravopapaha omombe’u rohova’erã ropytu’u, ha’e ore maranígui, maymava upe aravope oho oke katuete.

Yma ningo Mba’yjuata (oje’eva Estación España-ñe’eme) ha’e akue Ypacarai korasõ, mba’yjuape ojegueru arã yvakuera ha oú avei heta tapicha mba’apova, ohasa va’erã ore Tacuaralgui mba’yju henyhẽ sueños y esperanzas-gui. Ha upe mba'yjuata-pe ahendu oñe'ẽ jave kuri umi buerrerita Cerrito-rehegua, omombe'u pe mba'e ore mopirĩmbaiteva’ekue.

Ñe'ẽ mbeguepe omombe’u hikuái ha hova sa'yju paite voi, he'i ndaje kuehe pyhare ojehechava’ekue peteĩ ta’anga ha’ete la póra, ha omondyipaite lomitãme.

Hi’ ãnte chéve oñe’e hikuai petei pora vaíva oñembyapajere upe Tape Kurusúpe héra cuatro vientos oiha Cerrito-pe. Omombe’u ndaje tapichakuera oikova upérupi ohechaha peteĩ mymba irundy hetymava oikova chugui kuimba'e, ha osapukai hasyetereigui chupe ha oguahu jaguarúicha, ha yvagape jasy henyhe omaña ha opropicia pe ysajambue.

Manterei che tiákuéra oho te'õnguetype, ha taperupi Bernardino Caballero ojekuaahaicha Zanja So'o ahendu kuri che tiá Carmen omombe’u avei Cerrito oikova’ekue. Che mandu'a porãiterei mba’eichapa he'i va'ekue pe kuñakarai, omo ta'angarõ pe pórape:

“Hetyma piru, hevikuá po’í, ipécho cartón, nda ijajúraí, háĩ mbitĩ, iñakã perô, hesa vâ, ikarape ha oguapy hápe o jagua puka”.

“La yvýpora hekove vai, ha peichante jaharô, ndajapa porâmo’âi”

Heta ára Luisõ okañy akue, ndojeikuaavei ha nombokyhyjevei maavea-pe, sapy'aite ohasa kuri Cerrito-re ojekuaayka hag̃ua oúha hina, peichango ha’e he’i hina maymavape anive hag̃ua ojapo mba'e vai.

Che mandu'a mbyry'ái ko'ẽmbota javerõ kuri, amoko jave Karai Enrique Cárdenas tendape (ojeikuaava Perurimá Tacuaraleño), omombe'u oñe'ẽha ndaje hendive sapy'aitemi, pe póra oikova ysyry tapere. Py’aguapype he’i ndaje pe póra ha’eha Luisõ ha oikoha ymaiteguivema Cerrito-ñume.

Cárdenas, pe karai japu opuraheiva “Recuerdos de Ypacarai” Japón-ñe'ẽme, he’i otopaha kuri Luisõpe ha oñe’ẽ hendive, he’i chupe oútaha ndaje pochypópe oñemongy’a haguere Ysyry Ypacarai-gua, tapichakuera oiko uperupi omongy’a ha ndojapoi mba’e porã upevare Ysyry opyta iky’a ha hovy’ũ.

Aña oikeroguaicha chupe osapukai hata: Luiso ndaje ipy’a vai hoy’u haguere y ky’a hovyhuva ysyry-gui, ha ohecharo umi pirakuera omanomba ysyrype, hase ha he'i Ypacaraipe oĩ umi ojapova’ekue pe mba'e vai ysyrype.

Tava Ypacarai, aña pa’u, upepe ningo oiko oĩ heta ipy'a vaiva ha ipotangaiva ndikatúi ohecha reho porãro, ha nde irũ jepeve okañy tekove poragui, ha peteĩ arapoteĩme mbyry’ai jave maymava ohecha mba’e vai oikova tupãope.

Pe árape, “celebración de la palabra”-jave, Zulema Pastor ojapo avave ndojapoiva’ekue: ojoko va’ekue pe moñe’e oikava oikova hina oporanduhagua mba'epa he'ise hína umi oñemoñe’eva hina. Upea haguere oñemosẽ tupãogui; pe kuña ningo ha'e pahague opytava ohayhuva Ñandejarape.

Zulema Pastor ohasarõ okẽ tupão, oñehetũ sapy’a peteĩ tyãkũa vai omombochypava tupão hyguepype ha tapichakuera oñepyrũ ipy’ajere ha oñeñanduvaipa.

Okape, tupao korapype, ojehechauka pe pora vai irundy hetymava, aña memby, ha tupao ryguepype katu hasẽmbaite ñesuhame tapicha tovamokoikuera, ha pora katu okororo oikero tupaope ha oguahu omañaro maymavape kyhyjepe oiva.

Upeinte Zulema Pastor oñeme’e encuenta ha ou jey oja’o pe pora vaipe hete kuimba’e ha jaguaruva, he ohenói chupe héraitepe: ¡Luisõ -osapukai chupe, Ñandejara rerape ajerure ndéve reho hag̃ua agui.

Upepente pe mba'e hyakua oñehetũ va'ekue oho ha hendive luiso avei. Jaguakuéra katu oñaromba kyhyjepe ha oñehendu la jagua rase.

Upe pyhare kuarahy ndoikei, upé árape ndaipori pyhare Ypacaraipe, ha upe rire katu kuatiahaipyre omombe’u ikuatipi tenondepe: tendy moingoporajeyha, ñyrõ ha joayhu ombopaha Tacuaral pytu.

Tapichakuera vy'a pópe osẽ oñembosarai, ha py'ae ojapo jey Festival de Lago Ypacaraí ha Karai Isaac Villalba oú ombo vy'a hag̃ua ha osevo iparlamentogui osapukai: "Ysyry ojejapo purahei ha Ypacarai Luisõre ipu’aka ha opurahei”

Pe vy’araity oiko heta ára, Ypacaraiensekuera ojerokry ha oñeañua torype, opurahei ha ovy'a paite ha peteĩñoĩte ipore’ỹ, pea hina Luisõ.

The Werewolf of Tacuaral

I remember the long and hot December siestas in Ypacarai in 1978, where the overwhelming hum of the cicadas singing invaded the environment as if capturing time to turn it into endless moments.

From lunch time until mid-afternoon the world seemed to stop, it remained kidnapped by a clock that in a circle of exact moments, destined its intervals to the almost sacred and traditional moment of resting; to sleep the siesta was a recreation to which all the social strata had access.

Before the Culture ended with the Market and the development with the Railroad, the Station was the heart of Ypacarai, wagons after wagons loaded with fruits of the Country and full of laborious people passed through the old Tacuaral, in a train loaded with dreams and hopes.

It was precisely at the station where I heard some ladies coming from Cerrito, talking about an event that shook the town at that time.

In a low voice and as if they were afraid to refer to the subject, they pale when they related that the night before, a dantesque quadrupedal figure terrorized some neighbors of the high Company of Ypacarai.

I did not understand very well, but I think they were referring to a horrible being that was wallowing in Tape Curuzu called "cuatro vientos" (four winds), a place located in Cerrito. They said that some neighbors had seen an animal turn into a man in what seemed to be a process of painful change, because as the creature was transforming, it emitted wolf howls and heartbreaking human cries of pain, while in the sky, the full moon contemplated and at the same time propitiated that Metamorphosis.

Every week and with religious fidelity my aunts visited the cemetery, during the journey to the cemetery through the rugged Bernardino Caballero Avenue known as Zanja Soró, coincidentally with what I heard at the Station, I heard my Aunt Carmen referring to the events that took place in the Cerrito Company.

I perfectly remember every word in Guarani expressed by that sublime old lady when describing the characteristics of the mythological beast that had monopolized all the attention of the People.

"Slender legs, short tail, furry chest, it didn't have a neck, sharp teeth, bald, cross-eyed, of short height and when it sits, it cries like a dog...".

"Human beings behave badly, if we continue like this, we will not end up well"

For a long time, the Luison remained hidden without giving signs of life, without appearing, without frightening the Ypacaraians, the fleeting appearance in Cerrito was only the announcement of its arrival and existence, the warning to the Society to rethink their behavior.

I remember that in a hot dawn, during a round of drinks and bohemias in the Totin Bar, Enrique Nene Cárdenas, the Perurimá Tacuaraleño, related that he had had the opportunity to talk for a few moments with that strange being that inhabited the vicinity of the ex-riacho turned into Pantanal.

With astonishing tranquility and convinced of what he was saying, he commented that the creature was the Luison that years ago had appeared in Cerrito and that it inhabited the Pantanal protected by the abundant vegetation that seemed to come to life in the area.

Cardenas, the incorrigible liar who sang "Recuerdos de Ypacarai" in Japanese, had found the whereabouts of the Luison that years ago appeared in Cerrito and even ventured a prophecy based on the supposed conversation held with the mythological animal-human.

He claimed that the Four-legged Monster would soon leave his refuge, enraged by the contamination of the waters of the Lake, which due to the Criminal unconsciousness and irresponsibility of the inhabitants of the basin, had turned into a nauseating puddle of GREEN COLOR.

With the appearance of being possessed, he vehemently exclaimed that the Luison had been intoxicated and had experienced a MUTATION! by drinking green contaminated water and tormented by the pain of seeing the dead fish in that real sewer, afflicted by a great sadness he pointed crying towards Ypacarai, pointing out that those responsible for that ecological catastrophe were there, he said.

Ypacarai, the Devil's cauldron, boiled in a broth of intrigues, jealousies, envy, and sexual scandals, in a city that can forgive you everything except success, even the best friends lost the north of their convictions, but it was not until a hot Friday night when the small region capitulated definitively, when witnessing the moral decadence of the Protection and Reparation of the afflicted and unprotected: The Church.

On that occasion, during the Celebration of the Word in charge of a Sister of the Convent, the parishioner Zulema Pastor did what no one had ever done before: Interrupt the rite of the religious ceremony to question the Celebrant about the content or the meaning of what she was saying.

What is certain and concrete is that Zulema was taken out of the Celebration and with her expulsion, the fidelity to GOD and the observance of His Law also left the former house of the LORD; that expelled woman was the last devotee of the city and consequently, the only person who with all her strength, with all her Faith and all her life loved, feared and respected the LORD.

When Zulema Pastor crossed the threshold to go to the street, vilified by the indignation of the infidels who continued inside the Temple, an unbearable stench was breathed in the atmosphere; the fetid odor contaminated that enclosure causing the generalized discomfort of those present, who with nausea and vomiting reacted to what their nostrils perceived.

Immediately afterwards, some children standing near the large windows of the parish church screamed in terror, and in panic ran desperately to their parents' side, not knowing how to explain what they had seen through the openings of the church.

The whole crowd rushed to observe what was happening outside the Church and without recovering from the fright caused by the sudden screaming of the children, they witnessed an event that made the skin of those citizens bristle while panic took possession of each one of them.

Outside, a grotesque four-legged being, the son of EVIL, had invaded the property of the Sacred Church, inside the church and crying, the hypocrites fell on their knees to pray, the Sister of the Convent was heard asking for forgiveness to GOD, while the beast defiantly roared when it rammed the windows and howled when it stopped to observe the desperate parishioners who could not believe what was happening.

Upon noticing what happened, Zulema Pastor returned to the parish and when she barely stepped on the churchyard, she reprimanded the creature with Human and Wolf aspect, and calling it by its name, vehemently exclaimed shouting: LUISON...in the name of GOD I command you to get out of here!

At that precise moment the unbearable odor dissipated, and the mythological beast disappeared leaving as scenery an endless din of dogs that, frightened, got out of control emitting barks, howls and the unmistakable "wolf cry".

That night something curious happened, the sun did not set, it remained shining in the sky and shone for 24 hours, there was no night in Ypacarai and the next day all the newspapers printed in their edition the front-page headline that said "The light of reconciliation, forgiveness and love ended the darkness in Antigua Tacuaral".

The people came out to celebrate the victory of good over evil, immediately the Municipal Commission of Folklore and Crafts organized for the second time in the year the "Festival of Lake Ypacarai" and in the usual ceremony of the opening act, Isaac Villalba, legendary entertainer known as "the craft of the word", cleverly changed the speech of the script and shouted: "The Lake became a song and Ypacarai defeated the Luison!"

The popular party lasted a week, the Ypacaraians danced in joyful embrace, singing in a celebration in which everyone was present and only EL LUISON was missing.

O LOBISOMEN DE TACUARAL

Lembro as longas e calurosas sestas de dezembro na Ypacarai de 1.978, nelas o zumbido das cigarras invadia o ambiente para capturar o tempo e fazê-la interminável. Desde o almoco até a metade da tarde o mundo ficava quieto, o relogio era sequestrado e obrigado a se mexer mas devagar para que o descanso quase sagrado daquela hora fosse o suficiente; dormir a sesta era um beneficio de todas as classes sociais.

Antes que o Mercado Municipal virasse Casa da Cultura e o asfalto acabasse com a estrada de ferro, a estação era o coração de Ypacarai, pois um trás outro os vagões do trem carregados de frutas e repletos de pessoas passavam pela antiga Tacuaral, levando e trazendo esperanças.

Foi precisamente na Estacao aonde ouvi as “burreritas” ou vendedoras vindas de Cerrito falar de um acontecimento que naquele ano sacudiu a cidade: em voz baixa e como se tivessem medo de falar, ficavam pálidas só de falar que na noite anterior uma medonha figura quadrúpede horrorizou os vizinhos daquela campina de Ypacarai. Nao entendi certo, mais acredito que estavam se referindo a um horrível ser que se arrastava no cruzamento de caminhos conhecido como 4 ventos, que fica numa das colinas onde começa a cidade.

Diziam que uns vizinhos tinham visto um animal virar homem no que parecia ser uma dolorosa metamorfose, pois enquanto avançava a transformação ele uivava queném lobo, mais logo gritava de dor como humano, com a lua cheia iluminando-lhe.

Naquele tempo, cada semana com fidelidade religiosa minhas tias visitavam o cemiterio, para ir até la pegavam o caminho que chamávamos “Zanja soro” ou Quebrada, e coincidentemente elas estavam falando do mesmo acontecimento que aquelas senhoras. Daquele momento lembro palavra por palavra como elas descreviam em guarani aquele ser mitológico:

- “Pernas finas, sem rabo, o peito reto, sem pescoço, careca, vesgo, baixo e mostrava sempre nervoso seus brilhantes e desafiantes dentes.

Parecia dizer: estes humanos só fazem besteiras, se continuam assim tudo irá pra pior”.

Por muito tempo o Lobisomem permaneceu escondido sem dar sinais de vida, sem aparecer, até os ypacaraienses quase esquecerem dele, logo daquele fugaz aparecimento em Cerrito, mas aquilo só foi um anuncio de sua chegada e existência para advertir à sociedade que deviam mudar de conduta.

Lembro também de uma acalorada madrugada de boemia no antigo Bart Totín, onde o Enrique Cardenas, o Pedro Malasartes de Ypacarai, contou que teve a oportunidade de conversar por uns instantes com aquele bicho, perto dos pântanos do riacho que acaba no lago e que era o mesmo ser que anos atrás apareceu e que agora habitava aqueles lugares aonde podia estar tranquilo ao amparo da frondosa vegetação.Cárdenas, o mentiroso incorrigível que cantava “Recuerdos de Ypacarai” em japonês, depois de ter falado com o Lobisomem repetiu a profecia que o ser mitológico lhe contou:

- O monstro pronto deixará seu refugio temporal, furioso pela contaminação do lago, pois aquilo era devido à inconsciência dos habitantes que permitiram que se transformasse num charco de cor verde.

Ele até parecía estar possuido, exclamou que o Lobisomem tinha se intoxicado com a agua verde e sofreu uma mutação e atormentado pela dor de ver tantos peixes mortos, apontou para Ypacarai dizendo que alí viviam os culpados da catástrofe ambiental do lago.

Ate hoje, acredito que foi a única vez que Seu Cardenas falou uma verdade.

A cidade virou uma panela de intrigas, invejas e escândalos sexuais; aonde tudo era perdoado exceto o sucesso, até os melhores amigos atraiçoavam-se perdendo a noção do bem e do mal. Até que uma noite de sexta feira, a pequena comarca foi testemunha da maior decadência moral, no local que devia ser o amparo e reparo dos desprotegidos: a Igreja da cidade.

Durante uma misa, fazendo uma Irma a Celebração da Palavra, a vizinha Zulema Pastor fez o que ninguém se atrevia: Interromper a cerimonia para perguntar se alguém estava entendendo do que se estava falando, pois era o contrário do que todos faziam. Aquilo foi motivo para ela ser expulsa com empurrões e com ela foram-se embora também a fidelidade a Deus e o respeito de suas leis.

Aquela mulher excluída pelos hipócritas era a última devota da cidade e porem, a única pessoa que ainda reverenciava a Nosso Senhor.

No momento que Zulema atravessou a porta, sendo insultada por todos aqueles que estavam dentro do templo, um fedor insuportável invadiu o salão, provocando que todos começassem a sentir náuseas e até vômitos. Logo as crianças que estavam perto das janelas gritaram sem parar e espantados correram para os braços dos seus pais, sem poder entender o que tinham enxergado.

Os curiosos se aproximaram das aberturas para ver o que estava acontecendo lá fora e ficaram surpreendidos e com um arrepio.

No pátio da igreja, uma grotesca fera quadrúpede estava invadindo a Sagrada Igreja, e dentro, os canalhas se ajoelharam para rezar quando viram e ouviram a criatura infernal rugir e bater nos vitrais e uivava quando parava para olhar ao público que não podia acreditar o que estava acontecendo.

Vendo toda aquela ocorrência, Zulema voltou feita heroína y quando entrou no pátio do templo, bastou que ela reprenda ao Homem-Lobo lhe chamando pelo seu nome e com veemência exclamou: LOBISOMEM!! Em nome de Deus, te ordeno que vá embora daqui !!Nesse mesmo momento, aquele fedor e a fera desapareceram, e se seguiu um longo mas distante barulho de cachorros latindo e outros uivando até se desvanecer no silencio. Nesse dia nao ouve noite, o sol nao se foi, ficou brilhando no ceu 24 hs e no dia seguinte todos os jornais puseram nas suas portadas algo assim como “A luz da reconciliação, o perdao e o amor acabaram a escuridão na velha Tacuaral”.

O povo saiu para celebrar a vitória do bem perante o mal, foi organizado pela segunda vez no ano o Festival do Lago de Ypacarai e na acostumada cerimônia de abertura, Isac Villalba, apresentador conhecido como “o Oficio da Palavra”, trocou seu parlamento e gritou “E o lago se fez canção e Ypacarai derrotou o Homem Cão ”.

A festa popular durou uma semana inteira, os ypacaraienses dançaram abraçados com alegria, cantando uma celebração em que estiveram todos e só faltou o Lobisomem.

Desde aquela ocasiao, ninguem voltou a saber daquele Lobisomem, a personificação dos anti valores foi-se embora e com ele o ódio, a inveja, a frivolidade e a indiferencia, a tranquilidade voltou à cidade para de agora em diante se enfocar em ir pra frente e nunca mais deixar de seguir o caminho do amor e a confraternidade, para afastar pra sempre ao LOBISOMEM DE TACUARAL.

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