¿DONDE ESTÁS AHORA KUÑATAI?
En los principios del tiempo, cuando el mundo aún no era conocido como el lugar que hoy habitamos, fue en ese periodo donde en una pequeña porción de suelo guaraní la Providencia…
La Providencia creó un lago tan grande y tan azul como el cielo mismo. Según narran las antiguas y ancestrales leyendas, Yrasema fue la designada por Tupa, para cuidar del lago hasta que toda la vida en el mundo tal y cual la conocemos llegue a su final.
Actualmente las coordenadas exactas que conducen a localización del lago son de latitud 25 grados, 24 minutos y 28 segundos hacia el SUR… La longitud es en dirección al OESTE, 57 grados, 17 minutos con 20 segundos.
Aquella porción de agua, pura y cristalina, que hacía las veces de espejo a los antiguos dioses de nuestros ancestros guaraníes, había llenado de un encanto inimaginable a este lugar del planeta. Durante millones y millones de años pasó escondido sumergido en el total anonimato.
Sin un nombre que lo definiera, virgen de todo tipo de intervención humana, albergando una infinidad de vida a su alrededor.
Hasta que un día…
Según los datos históricos del lugar, fue un fraile franciscano que al quedar profundamente impresionado con tan maravillosa obra divina, decide bautizarlo con el nombre que lo inmortalizaría por el resto de la historia. AGUAS PARA EL SEÑOR… Pero aparte de otorgarle un nombre al lago, el franciscano dejó una aclaración no menos importante.
Dicho nombre debía estar escrito y pronunciado en lengua guaraní. Desde ese momento es así que el mundo conoció por primera vez al lago como… El lago azul... de YPACARAÍ.
El tiempo fue pasando y durante siglos y siglos Yrasema había velado noche y día por él cuidado y la preservación del mismo, impidiendo de esa forma que el lago se secará o sufriera algún tipo de contaminación que lo haga perder aquel característico color azul que era el deleite de todos los dioses que se animaban a mirarse en el reflejo de sus cristalinas aguas.
Pero un día... Un día Porasy, hermana mayor de Yrasema, diosa de la belleza y encargada de velar por el bienestar de la naturaleza y todos sus seres vivos, advierte a su hermana menor que él lago tendría un triste final a manos del hombre… Hombre que no sabrá entender la dimensión del valor que tiene él mismo para todos los dioses guaraníes.
Desolada y afligida por tan lamentable revelación, Yrasema se sume en la más profunda tristeza, y la misma decide guardar silencio eterno hasta que se cumpla la profecía donde él lago, desaparecería de una vez por todas, y ella, sin más misión que dé sentido a su existencia… Juró y prometió que moriría junto con él.
Porasy al notar que Yrasema había tomado la drástica decisión de morir junto con él lago, pide auxilio desesperado a su madre Arasy, diosa de los cielos, y le suplica que la ayude a encontrar una solución y evitar así, que él lago desaparezca y en consecuencia, impedir de aquel modo que Yrasema muera con él.
Arasy relata a su hija mayor Porasy, que la única forma de frenar la desaparición permanente del lago dependía de que las mujeres evitaran aquel acontecimiento, ya que solo un ser capaz de albergar vida en su vientre, tendría el valor de salvar a este gran generador de biodiversidad, pero…
Ninguno de los dioses podría intervenir en eso, ya que Tupa fue muy claro, había prohibido terminantemente cualquier tipo de interacción divina con los seres humanos.
Fue así entonces que Porasy desoyendo la advertencia de su madre, y motivada por el amor incondicional que sentía hacia su hermana y a la naturaleza en todas sus formas, decide bajar a la tierra, más específicamente, a orillas del lago de Ypacaraí.
Una vez ya en la tierra, empieza a recorrer las costas del lago en busca de alguna mujer que pueda emprender la misión de salvar al mismo, pero en vano fue todo aquel largo recorrido, ya que ninguna señora, señorita, joven o niña se cruzó en el camino que ella había transitado.
Ya entregada y empezando a atravesar el último tramo de su recorrido, se encuentra con un hombre que desde el balcón de un conocido y antiguo hotel, que tenía como vista las orillas del lago, la vio caminar sola.
Obnubilado por la belleza de Porasy, aquel sujeto de oficio músico decide tímidamente acercarse y preguntar… ¿Qué hacía una mujer tan bonita a orillas del lago de Ypacaraí?
Pero a Porasy le quedaba poco tiempo para expresar el motivo de su presencia, y sin mediar muchas explicaciones dijo al hombre, ya no queda más nada por hacer, el lago se muere, y solo las mujeres serán capaces de salvarlo. Pero en este recorrido mío que he realizado, no me he cruzado con ni siquiera una sola de ellas.
Aquel individuo conmovido por él pesar que le había transmitido aquella desconocida doncella, decide acompañarla a terminar el recorrido juntos, con la esperanza de encontrar alguna kuñatai que pueda emprender tan necesaria tarea, mientras caminaban a orillas del lago, Porasy recitaba en lengua guaraní algunas oraciones en forma de melodías, pero en vano fue aquella última pasada por las orillas del lago, ya había llegado la noche, y con ella…
Con ella el tiempo en que Porasy debía marchar. Fue entonces que el hombre que la acompañaba prometió que seguiría ayudando a buscar la mayor cantidad posible de mujeres, así de esa forma evitar que tan maravillosa obra de la naturaleza desapareciera.
Porasy… Porasy al notar la sinceridad y lo noble de las palabras de aquel karai, lo mira, lo toma de la mano, lo acaricia suavemente en el rostro, y desaparece. Aquel hombre, aquel músico como ya habíamos mencionado anteriormente, aquel kuimbae karai, era nada más y nada menos que el señor Demetrio Ortiz, que en honor a la promesa realizada a Porasy, decide respetar su palabra y crear la guarania más conocida y cantada del mundo.
Una canción con un pedido muy particular a todas las mujeres del planeta…
¿DÒNDE?
¿DONDE ESTÁS AHORA KUÑATAI?, QUE TU SUAVE CANTO NO LLEGA A MI,
¿DÒNDE?
¿DÓNDE ESTÁS AHORA?, MI SER TE AÑORA CON FRENESÍ.
TODO, TODO, TODO TE RECUERDA MI DULCE AMOR, JUNTO AL LAGO AZUL DE YPACARAI
VUELVE, VUELVE PARA SIEMPRE, QUE MI AMOR TE ESPERA… KUÑATAI.
Y de esa forma hasta la fecha de hoy… La Guarania de Don Demetrio Ortiz se sigue cantando por todo el mundo a la espera de que las mujeres, descendientes directas de la raza guaraní…
Decidan de una vez por todas salvar al lago… Al lago azul de Ypacaraí