EL FANTASMA DE YKUA NARANJA

Itauguá fue toda la vida mi hogar, siempre fui una artesana soñadora que desde muy joven me fascinó el arte del tejido del ñanduti al igual que todas las mujeres de mi familia, me destaque desde la escuela y en el colegio siempre con excelentes calificaciones y sobresalí y trabaje desde niña con mi arte.

Tejiendo por las mañanas, estudiando por las tardes de vuelta tejiendo hasta altas horas de la noche, amaba tejer y era lo que más sabía hacer, ayude siempre a mis abuelos que amaba mucho con quienes crecí y a mis primas todas juntas nos ayudábamos y trabajábamos en equipo, destaque más que toda mi familia porque innove con la creación de sombreros, manteles, banderas y abanicos de ñanduti, un día crecí, conocí el amor.

Fue en la casa de artesanía para la cual tejía sombreros y abanicos, lo conocí a Juan, nos miramos a los ojos y yo sentí que fue Amor a primera vista y no pude evitarlo, el nerviosismo me ganó y tuve que salir corriendo de la casa tirando todas mis cosas y mis bolsas.

Él me siguió, porque se había caído mi dinero al salir repentinamente, corriendo me alcanzó en la esquina y me pasó mi cartera y hablamos por un momento, me presento dijo: “Soy Juan, cómo es tu nombre? Aquí está tu billetera, se te cayó el salir”

Y yo le contesté:

“Hola soy María”, tomé mi dinero y lo dejé. Sonrojada, con sensaciones que nunca antes había sentido pasaron los días y por alguna razón, yo no podía sacarlo de mi mente, había quedado perdidamente enamorada de aquel muchacho y soñaba con volverlo a ver.

Y fue un día cuando estaba llevando nuevamente unas carpetas y unos abanicos de ñanduti cuando lo volví a encontrar, esta vez ya no corrí y me quedé, él se acercó me saludó y hablamos.

Conocí el amor, empecé a sentir cosas que antes nunca había sentido, tenía ya 27 años; nunca me había enamorado fue la primera y la última vez que eso pasaría.

Empezamos a vivir juntos un sueño, el cual poco a poco se iba desmoronando ya que Juan empezó a comportarse de una manera que no podía comprender comenzó a ser frío, indiferente.

Dejó de ser el romántico y amoroso del cual yo me enamoré, luego que yo quedara embarazada, Juan desapareció días de la casa en donde vivíamos juntos, era una casa alquilada la cual manteníamos juntos. Llevaba 2 meses de embarazo y en una mañana Juan salió y ya no regresó, lo busqué durante meses queriendo saber por qué me hizo lo que me hizo, siendo que me entregué en cuerpo, alma y ser.

Él me abandonó, con el correr de las semanas y los meses mi barriga crecía y crecía y yo ya sabía que esperaba mellizos y un día ya con 8 meses de embarazo, mi enteré que Juan había regresado la casa de sus padres, fui lo busqué, lo encontré y le pregunté ¿porque me abandonaste? Respóndeme la verdad!! porque me abandonaste?

Y Juan le contesto:

“¿Quieres la verdad María? ya no te amo!! Ya no quiero estar contigo, no me interesa ese hijo que llevas dentro y mañana mismo paso a buscar lo que queda de mis cosas de la casa!! Ahora sal de aquí y y ya no vuelvas nunca!!”

¡Salí corriendo de ese lugar llorando, llena de rabia y rencor, llegué a mi casa continué llorando durante horas y horas, hasta que empecé a pensar y el rencor abundaba en mí, entonces decidí terminar con la vida de aquel hombre!! Único hombre que amé en toda mi vida.

Agarré un puñal y lo escondí, lo esperé hasta que viniera por sus cosas.

Cuando entró, lo ataqué, pero fallé ya que estaba muy débil, en la última etapa del embarazo; me empujó a la cama, me dijo, tú nunca podrás conmigo y jamás volverás a verme!! Salió de la casa y nuevamente quedé sola llorando amargamente.

Entonces decidí acabar con todo el sufrimiento y sin pensarlo dos veces bebí veneno para ratones y caí al suelo, pero seguía consiente y podía sentir a mis bebés moviéndose en mi vientre.

A pesar de que mi deseo era morir, no podía dejar de gritar del dolor, unos vecinos vinieron a socorrerme y me llevaron en un auto hasta el hospital donde gritaba pidiendo que me dejen morir.

Podía sentir como todos los pacientes, médicos y enfermeras estaban horrorizados, corrió la voz morbosa por todos los pasillos y salas: “Esos gritos son de una embarazada que tomó veneno para matarse ella y sus hijos mellizos en su vientre”.

Puede que haya sido el mismo demonio el que se apoderó de mí, debían atajarme entre 4 enfermeras y los médicos me dieron algo para vomitar; pero lo que salía de dentro mío era sangre y más sangre.

Finalmente todo quedó en silencio, por fin había muerto pero desde fuera de mi cuerpo podía ver como hicieron el intento de salvar con vida a mis bebés, me abrieron la barriga porque aun sentían movimientos dentro; sin embargo ninguno de ellos sobrevivió.

Pude percibir como todos me juzgaban, pero nadie siquiera se preguntó el porqué tomé esa decisión? No se dan cuenta? La culpa fue de él!!

Y es eso lo que trato de decirle a cada persona que en noches de amenazo vienen por aquí, por las calles de Ykua Naranja, quiero explicarles que solo fue un momento de locura y que mis niños están aquí conmigo, felices jugando cerca del arroyo.

Este vestido de novia bordado con ñandutíes, lo había tejido para casarme, con ese infeliz que no me supo valorar.

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