El Tesoro del Mariscal

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Ikatu ehendú ko'ape

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Esta es la historia de Higinio Escobar, el Ypacarainse que participo de la Guerra Grande y del descomunal tesoro Loperé que aún sigue enterrado en la Antigua Tacuaral.

Durante la Guerra Grande, el antiguo tapé po’í que bajaba desde Cerrito fue testigo de la angustiosa caravana Lopizta que conducía oro hacia el Campamento Cerro León – Pirayú - Dpto de Paraguarí, situado a pocos kilómetros de Ypacaraí.

En diciembre de 1868, luego de su derrota en Itá Ybaté, el mariscal López, con un puñado de hombres que habían sobrevivido lograron escapar por Potrero Mármol y llegar hasta el Campamento Cerro León.

Allí pudo reorganizar el ejército. Luego marchó con sus tropas a apostarse a poca distancia del campamento, en la cordillera de Azcurra, dejando en Cerro León seiscientos hombres al mando del Coronel Sosa.

El 25 de mayo de 1869 una columna de caballería brasileña al mando del coronel Morais atacó a la guarnición paraguaya del Campamento Cerro León y capturó un buen número de prisioneros.

Poco antes, el 1 de enero, ya había sido ocupada Asunción.

El vandalismo, como en todas las guerras, asolaba el territorio paraguayo, sembraba miedo y caos con saqueos y mil formas de barbarie por doquier.” * Fuente ABC Color- “Campamento Cerro León, memoria y música” – edición 28/09/2014.

Precisamente por la inminente y peor aún, inevitable llegada de las fuerzas Aliadas a Asunción, dos comitivas habían partido de la capital del país con destino a Pirayú, una de ellas, compuesta por familiares de los altos mandos con soldados que conducían ganado y carretas cargadas con municiones y provistas, llegaron a Cerro León ingresando por Azcurra, y acortaron distancia al lugar cruzando propiedades particulares.

En la actualidad la compañía lleva como denominación el apellido de una de las familias que otrora fueron propietarias de los terrenos: Las hermanas PEDROZO.

La otra de las caravanas era más reducida pero más valiosa, en su secreto recorrido desvió del trayecto fijado Asunción – Patiño – Cerro León, que en principio debía hacerse en Tren.

En efecto, una orden secreta firmada por López hizo trasbordar el contenido de los vagones en la estación Patiño y dispuso que sean cargados en 5 enormes carretas tipo “Alzaprima” tirados por 4 juntas de bueyes cada una.

Aquellas 5 carretas capaces de soportar el peso del traslado de colosales rollos siguieron el antiguo sendero transitado por la primigenia parcialidad indígena CARIO : Tramo Patiño - Itauguá y luego bajaron hasta lo que hoy sería el km 34 de la ruta 2 ,ingresando a la derecha frente a lo que actualmente es el Santuario se Schoenstatt dirigiéndose al sur hasta el cruce de caminos 4 vientos actual Cerrito, y desde ahí, por consejo de un baqueano soldado oriundo de la zona, siguieron hacia al esté utilizando el viejo sendero Itauguá - Guazu Virá (actual Ypacarai), abriendo una picada para ensanchar el tapé po'í ,creando las bases de lo que hoy sería la calle Presidente González.

El soldado baqueano se llamaba Higinio Escobar, era natural de la vasta zona del valle de Pirayu, luego Guazú Vira y posteriormente llamado Ypacaraì.

El motivo de este desvío fue con el propósito de intentar asegurar que el cargamento llegara a destino, pues existía la posibilidad de que el enemigo haya interceptado la información de que el ferrocarril trasladaría el gran tesoro, por eso y a sabiendas de que la oscuridad sería su aliada, esa misma noche López ordeno trasbordar el cargamento, y al día siguiente el tren siguió su rumbo marcado hasta la Estación Cerro León, habilitada desde el año 1864 y a donde llegó con los vagones vacíos.

Desviarse de una ruta conocida disminuía la posibilidad de ser emboscados por alguna eventual avanzada de las fuerzas aliadas, cuya inteligencia estaba enterada de que la capital era evacuada y que valiosos cargamentos serian puestos a resguardo

Pasar la noche en la estación Patiño y luego llegar con los vagones vacíos hasta Cerro León fue una jugada muy inteligente, el espionaje aliado le perdió el rastro al montón de oro, la estrategia fue tan eficiente que hasta en nuestros días los buscadores de tesoros siguen intentando dar con el contenido de aquel convoy en las cercanías de la vieja Estación caracterizada por la plantación de Frutillas.

Lo conducido en estos vagones y luego en carretas era lo que quedaba del Tesoro Nacional de un País que era RICO.

En esos tiempos todo el país se alistó para la guerra, no hubo tiempo de que nadie ponga a resguardo seguro las posesiones compuestas por prendas personales.

El oro, la plata y otro tipo de valores y enseres pertenecientes a la población fueron enterrados luego de que los integrantes de cada familia depositaran en un cántaro de barro, una tinaja, un baúl, o incluso en ollas de acero todas las pertenencias de los parientes de manera a que cuando terminara la guerra, cada cual pudiera recuperar lo suyo, y de no sobrevivir el clan completo a la contienda, que un integrante de la familia pudiera quedarse con los objetos que en vida perteneciera a integrantes de su parentela.

Pero la guerra acabó con las familias, con los apellidos, núcleos enteros fueron aniquilados y de otros solo quedaron niños y ancianos.

Por ese motivo, algunos tesoros enterrados en pequeños cofres nunca fueron desenterrados. En la huida, los pequeños cúmulos de joyas, kuãirū karretón, rosarios y vajillas de oro y plata, etc, fueron sepultados a la orilla de algún arroyo, cerca de un frondoso árbol o en alguna propiedad, y hasta hoy yacen bajo el suelo convertidos en plata yvyguý esperando ser desenterrados para que según la creencia popular “su antiguo propietario pueda descansar”.

Retomando nuestro relato, la caravana cargada con oro bajó por la picada abierta a machetazos y tras terminar su descenso sufrieron un percance 200 metros antes de llegar a la estación Guazú Virá, desde donde en principio pretendían llegar hasta Cerro León transitando en paralelo, pero alejados de las vías, cosa que nunca ocurrió.

Debido al peso que soportaban, una de las carretas partió sus ejes en el accidentado camino agrietado por fuertes raudales que bajaban desde Cerrito, quedando la misma completamente inutilizada.

Aprovechando las colosales plantas de ingá y una enorme y única laguna en el lugar, que servirían como punto de referencia en las cercanías del arroyo Tarumâ (lugar situado hoy en el cruce de las calles Cabañas y Pdte. González), el contenido de la carreta fue enterrada a 80 pasos del arroyo, y los tres barriles fueron plantados configurando un triángulo distante a 50 pasos el uno del otro y conectados entre sí por cadenas.

La idea de los oficiales era volver después de la guerra a desenterrarlos, y para dar con los tres barriles solo tendrían que desenterrar una y seguir la cadena en forma triangular para toparse con los otros dos.

Luego de que la carreta partiera su eje, el resto de la caravana guiada por Higinio Escobar siguió camino.

Para poner a resguardo lo que ya no se podía transportar, cinco soldados y dos oficiales superiores quedaron en el lugar a enterrar los enormes barriles repletos de oro, y tras esconder en el vientre de la tierra aquella monumental riqueza, los oficiales montaron sus caballos, desde donde cobardemente sablearon a los famélicos soldados, quienes murieron imposibilitados de huir a pie de sus superiores.

Los dos oficiales guiados por la codicia, ejecutaron a los humildes soldados creyendo que sobrevivirían a la guerra para luego disfrutar desenterrando el ensangrentado tesoro oculto en los tres barriles. Para consumar ese plan final, luego de que la carreta partiera sus ejes, ambos habían pactado traicionar al Mariscal propiciando su rápida muerte de manera a que la contienda bélica tenga un acelerado desenlace.

Nunca pudieron aprovechar la riqueza por la que habían despojado de sus vidas a sus subalternos, días después aquellos oficiales fueron torturados hasta morir en Cerro León.

En el tribunal de guerra instalado en las cercanías de Pirayu para juzgar a los traidores a la Patria, el fiscal de sangre Cnel. Francisco Aveiro había acusado a los oficiales de ser colaboradores de una conspiración y de espías del Imperio del Brasil; y luego de pasar días enteros en posición de “Cepo”, los cuervos devoraron sus cuerpos.

El CEPO DE URUGUAYANA era una bestial técnica de tortura que consistía en lo siguiente: Con las muñecas de las manos y los tobillos atados entre sí, el prisionero era puesto de cuclillas, haciendo que se abrase las piernas a la altura de las tibias y se pasaba un fusil en el espacio formado por los antebrazos y por detrás de las rodillas, luego de varios días en esa posición y tras insoportables calambres, la espalda del desgraciado explotaba ocasionando una dolorosa muerte

Higinio Escobar sobrevivió a la guerra, junto con el Gral. Bernardino Caballero fue apresado por el ejército Imperial Brasilero en las cercanías del Rio Apa el 8 de abril de 1870 y conducido prisionero a Rio de Janeiro, a donde llego en una jaula como si fuese un peligroso animal.

El Centauro de Ybycuí, Higinio Escobar y otros héroes regresaron al país en diciembre de ese año, Escobar volvió a su pueblo y en setiembre de 1887 fue fundador de la ciudad de Ypacaraí.

Por su formación, el respeto y admiración que infundía y generaba en propios y extraños se convirtió en el primer Alcalde de la ciudad, su descendencia permanece en el pueblo hasta nuestros días, fue abuelo del fallecido Ubaldino Escobar.

Por todo lo mencionado en relación a la ruta del oro Loperé, es común que en noches de amenaza de tormenta algunos puedan divisar los espectros de los que alguna vez fueron soldados asesinados luego de enterrar los tesoros.

Muy cerca del arroyo Tarumâ, si se presta atención se puede escuchar el eco espectral de la caravana y el grito lastimero de los que ahí fueron ejecutados. Testigos afirmaron ver fantasmagóricas figuras que visten capa de color crema como resistiendo a la lluvia, turnándose en hacer guardia de a uno.

En paso marcial portan los alargados fusiles a chispa y cuando un relámpago o aratirí alumbra la oscura noche, hasta se puede observar las puntiagudas bayonetas que sobresalen detrás de una lanza que agita una desteñida bandera casi convertida en harapos.

En la actualidad no hay pistas ni informes que certifiquen que la caravana cargada con oro haya llegado a destino, en sigilo Higinio Escobar enterró en algún lugar de Ypacaraí el tesoro contenido en 4 carretas, elaboro un mapa de la ubicación y desviándose del trayecto a Cerro León, junto a sus compañeros se dirigió a Azcurra en donde dio parte de lo acontecido y entrego el mapa al Mariscal.

Francisco Solano López llevaba ese croquis bajo la chaqueta hasta que en Cerro Corá fue atravesado por la lanza del soldado Brasilero Chico Diabo, y empapado con la sangre de su portador aquel mapa se destruyó por completo.

A su regreso a Ypacaraí, Higinio Escobar nunca se propuso desenterrar aquella gigantesca plata yvyguy, por lealtad a su comandante cuyo nombre fue proscripto, su dignidad de guerrero no le permitió tocar una sola moneda de aquello que perteneció a su patria desbastada, y por ello llevó el secreto de su ubicación a la tumba.

Tampoco nadie ha desenterrado los tesoros del Tarumá, que hoy por hoy se sitúan en dos propiedades particulares y una Escuela de la zona.

El primero que encuentre el barril será rico y siguiendo la cadena convertirá en potentado millonario a su vecino en cuya propiedad se encuentra el segundo barril y así sucesivamente hasta desenterrar los tres; pero antes sin duda tendrán que cumplir con alguna exigencia de los cinco espíritus de soldados que cada noche montan guardia, custodiando el tesoro por el que fueron vilmente asesinados.

Ypacaraí es misteriosa, fantasmas y vivos conviven en una dimensión paralela, pero umbilicalmente unidas.

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PLATA YVYGUY MARISCAL REHEGUA

Plata yvyguy ko ha'e mombe'ugua'u Paraguay-rehegua, ambue tapichakuera oreko heta tembiasakue ko’ã mba'e rehegua, oúva pe Paraguay oñembogueviakue ñorairõ "Triple Alianza"-pahape.

Itaju, ambopyitakuéra ha heta mba'e tapichakuera rehegua oñeñomiva’ekue kampuchipe ha japepope ani umi mondahakuéra ogueraha ha ikatuhag̃uáicha opavave ñorairõ ituguykuéra ikatu kuaa oú ogueraha.

Jasypakõi 1868 (su poapysa poteĩpa poapy), ñorairõ opatajave heta tapichakuera oñembojo’a oho hag̃ua Campamento Cerro León, Pirayú-pe opytava. Sa'i sa'i og̃uahe upépe tapicha mburuvicha tetãyguakuéra, ogueraha tembi'u ha pojoapy ñarairõ hag̃ua, oĩ tapichakuéra og̃uaheva’erã akue avei ha katu mba'evete ndojekuaai chuguikéra ha mba'epa ogueraha, oje'e ndaje oguerahaha mba’ehepyeta López-kuéra rehegua, ha upévarehe ikatu ndaje ohepyme’ẽ tembiaporãtee tetãrehegua.

Ha’ekuéra ohova'ekue mba’yjuape ha upéi katu tava Aregua-guive Mariscal López ojerure oguerovapahag̃ua pe mba’ehepyeta amá tuichajave, oguerova peteĩ convoy-pe orekova po karréta “Alzaprima”icha, ha'ekuéra oikuua porã ejército aliado ouha “indio carios”-tape tujare umi oikuuava añonte ikatu oiko kuaa upérupi Higinio Escobar-cha, koãga upe tapetuja héra távarape Presidente González.

Umi tapichakuera oguerahava itajukuéra oguejy tapere ha og̃uahetajave ag̃ui -Estación Guazú Vira-gui, peteĩ karréta opẽ mba'e pohyi heta oguerahahare amá Cerrito-gui oúva oheja tape vaikue.

Oñotyhag̃ua karreta oguerahava ojeipuru ingá yvyramata tuichaiteva ha petei ysyry Tarumã (koãga ha'e tape Cruce de las calles Cabañas y Pdte González), umi mbae oñeñoty a 80(poapyta) pyrũ ha umi mbohapy ña’engusu oñembojoaju itasãre.

Tahachi kuéra oú jeytakuri opa rire ñorairõguasu ndahasýieteta chupekuéra ojuhuhag̃ua pe plata-yvyguy, peteĩnte ojuhuva’erã ha itasã ombosambyhytama chupekuéra otopahag̃ua maymáva ña’engusu.

Karréta oñemopẽrire, umi ambue tapichakuéra oúva Karai Higinio Escobar rapykueri oho avei upérupi. Oñangarekohag̃ua umi mba'e ikatu’ ỹva ojegueraha, po tahachi ha mokõi oficial-ijyvatevéva opyta upépe oñotyhag̃ua ña’engusukuéra henyhẽva itajugui, ha omokañyrire yvyguype pe mba’ehepyeta guasu, oficial-kuéra ojupi kavaju ári ha ojukapaite anga tahachikuérape ikatu’ỹre oho upegui.

Umi oficial-ijyvatevéva itaryrýirehe ojuka umi tahachikuéra oimo’ãhape oikovetaha ñorairõguasu opavove ha ikatutaha oú ogueraha ña’engusukuéra yvyguype oĩva. Oú hag̃ua oheka ha'ekuéra he'imavoi yma ko’ã mba'e ojapota ha omopokarẽtaha Mariscal-pe oikuaamagui katuete ha'e omanota hague.

Ha'ekuéra katu uperire ndikatui oipuru umi mba’ehepyeta ojukava’ekuere umi tahachi ipoguypeguava, uperire ha'ekuéra heta ohasa asyva’ekue ojejukapeve Cerro León-pe.

Cerro León apopa’ỹva ojogua San Fernando ñorairõ-pegua, Mariscal opytahaguepe, upe tendá oĩ ag̃ui Río Tebicuary-gui, upepe ojeikuaa aponde’a ojejukahagua Francisco Solano López Carrillo-pe.

Tribunal de Guerra oi ag̃ui Pirayú-gui, upépe ojeikuaata mba'e ojejapota umi ñuhã apova tetã Paraguay-rehegua ("tetã" ha’e hina Lopez-kuera uperõ ĝuare), Coronel Francisco Aveiro he'i umi oficial-ijyvatevéva ha'e ñuhã ha avei omangeá Brasil-peĝuarã; heta ára oñembyepoti vaipa rire, ojeheja yryvukuéra ho’upa hetekuéra.

Koãga peve avave ndoikuaai mba'epa oikopa umi oguerahava akue mba’ehepyetakuéra og̃uahemapa jepe itendape téra nahaniri, ha avei avave ndojejo’oi ni ndoñeguenohei Tarumã mba’ehepyeta, ha koãga opytapa mambue ógaguy meme ha peteĩ mbo'ehao uperupigua. Pe tenonde ojuhuva upe mba’ehepyeta ipirapirehetáta ha itasã ombosambyhytama avei ojuhu hagua mbohapy jokopapyre avei, upeichahape ijykere oikova ipirapirehetáta avei ha upéicha ojejuhupápeve, ha katu oñe’eva’era po ãngue oñeñangarekova pe mba’ehepyeta, ha'e umi ojejukava’ekue upeare.

Higinio Escobar nomanoi jepe kuri ñorairõ guasupe, ha Gral Bernardino Caballero-ndive ojegueraha Brasilero-kuera pópe Río de Janeiro-peve poapy - jasyrundy - su poapysa pokõipa (8-4-1870)-pe, mymbaicha ojegueraha va'ekue.

Pe centauro-Yvycuípegua, Karai Higinio ha tuvichaitévakuéra ndive oú jey ñande retãme jasypakõipe ha upéi Karai Escobar oho jey itávape ñe'êndy- su poapysa poapypa pokõi(9-1887)-pe ha omoheñoiva’ekue táva Ypacaraipe. Ijehayhure ha ojehecharamorehe oiko chugui tenonderã mburuvicha Ypacaraí-rehegua.

Upevare ningo katuete ojehecha árasunu jave, ãngue te’ongue tahachikuéra rehegua ojejuka va'ekue oñoty rire umi tembiasosẽ.

Ag̃ui Tarumã ysyry gui koãga peve ikatu ojehecha peteĩ ta'anga tapichagua oipuruva peteĩ tetehoja kambyrova sa’y ha hapykueri peteĩ mitã, ha ojekuaa pyharepytepe ama vaí jave ha uperiremínte okañy pya'e jey ha ndikatui rokũmbykuaa.

Upéicha Ypacaraipe, heta mba’e ojehu ndorokumbykuaaiva, ãngue omanova ha tapicha oikovéa oĩme hikuái ijyvyjojávahape ha katu ojoajúva avei.

Nde gustaro, ejopy ko'ape

THE MARSHAL'S TREASURE

The Plata Yvyguy (buried treasure) is one of the most popular myths in Paraguay, every town in the country has an endless number of stories about it, which come from the tragic moment when Paraguay finally ends up defeated by the Triple Alliance in the second half of the XIX century.

The gold, silver and other values belonging to the population were hidden after the families placed them in clay jars or in steel pots to hide them from the allied plundering, so that when the war ended, a member of the family could keep the fortune.

In December 1868, with the war in its final phase, two caravans left from Asuncion towards the Cerro Leon Camp in Pirayu, the first one arrived at its destination and was composed of the relatives of the high commanders of what was left of the state and also carried supplies and ammunition to face what was left of the confrontations; but of the second one, little and nothing is known about its destination and its content, but it is suspected that it carried the formidable treasure of the Lopez that says it can pay 100 times the external debt of the country at the current price of gold.

This one, was going by train, however it was transferred under a tremendous rain by order of the own Marshal Francisco Solano Lopez in Aregua to a convoy of 5 enormous wagons type "Alzaprima" pulled by 4 oxen each one, before the imminent interception by the allied army and sent by the old road of the Cario Indians that only locals like the soldier Higinio Escobar knew and called Tape Tuya (old road, in Guarani) and that at the present time is the Presidente Gonzalez street.

The caravan loaded with gold descended by the open road with machetes and after finishing their descent they suffered a mishap 200 meters before reaching the Guazú Virá Station, due to the weight they were carrying, one of the wagons broke its axles on the rough road cracked by the heavy rains that came down from Cerrito, becoming completely useless.

Taking advantage of the colossal Ingá plants and a huge lagoon unique to the place, which would serve as a reference point to mark a location in the vicinity of the Tarumâ stream (a place that today is understood at the intersection of Cabañas and Pdte. González streets), the contents of the wagon were buried 80 steps from the stream, and the three barrels were planted forming a triangle less than 20 steps away from each other and connected to each other by chains.

The idea of the officers was to return after the war to dig them up, and to find the three barrels they would only have to dig up one and follow the chain in a triangular shape to find the other two.

After the wagon split its axle, the rest of the caravan led by Higinio Escobar continued its way. To protect what could no longer be transported, five soldiers and two superior officers remained in the place to bury the enormous barrels full of gold, and after hiding in the belly of the earth that monumental treasure, the officers mounted their horses, from where they cowardly cutlassed the starving soldiers, who died unable to flee on foot from their superiors.

The two officers, guided by greed, executed the humble soldiers believing that they would survive the war and then would enjoy digging up the bloody treasure hidden in the three barrels. To consummate this final plan, after the wagon broke its axles, both had agreed to betray the Marshal, causing his quick death so that the war would have a quick outcome.

They were never able to take advantage of the wealth for which they had robbed their subordinates of their lives, sometime later, those officers were tortured to death in Cerro Leon.

The Process of Cerro León was like that of SAN FERNANDO, where the marshal camped after leaving Humaitá. In that camp located on the banks of the Tebicuary River, a plot to kill the heir of the Paraguayan Nationality: Francisco Solano López Carrillo was discovered.

In the War Tribunal installed in the vicinity of Pirayu to judge the traitors to the Homeland ("The Homeland" was embodied by López), another blood Prosecutor, Col. Francisco Aveiro had accused the officers of being collaborators of the conspiracy and spies of the Empire of Brazil; and after several whole days of torture, the crows devoured their bodies.

At present there are no clues or reports that certify that the caravan loaded with gold has arrived at its destination, nor has anyone unearthed the treasures of the Tarumá, which today is in two private properties and a school in the area. The first one to find the barrel will be rich, and following the chain will turn their neighbor, on whose property the second barrel is located, into a wealthy millionaire, and so on until all three are unearthed, but first they will undoubtedly have to comply with some demand of the five spirits that still guard the treasure for which they were murdered.

Higinio Escobar survived the war, together with General Bernardino Caballero was captured by the Brazilian Imperial Army near the Ápa River on April 8, 1870, and taken prisoner to Rio de Janeiro, where he arrived in a cage as if he were a dangerous animal.

The Centaur of Ybycuí, Higinio Escobar and other heroes returned to the country in December of that year, Escobar returned to his town and in September 1887 he founded the city of Ypacarai. Because of his formation, the respect and admiration that he instilled and generated in his own and strangers, he became the first Mayor of the city.

For all the above mentioned, it is common that in nights of storm threat, some can see the specters of those who once were soldiers killed after burying the treasures.

Very close to the Tarumâ stream, until today a human-shaped figure usually appears wearing a cream-colored cloak accompanied by a creature, whom on stormy nights, they observe those who pass by the place, and then inexplicably disappear.

Ypacarai is mysterious, ghosts and the living coexist in a parallel dimension, but umbilically united...

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O TESOURO DE LOPEZ

“Plata Yvyguy” em guaraní quer dizer “Tesouro enterrado” e é um dos mitos mais populares do Paraguay, toda cidade do país tem suas histórias deles, que fazem referência ao trágico momento em que o Paraguay acaba sendo derrotado pela Tríplice Aliança na segunda metade do século XIX.

Ouro, prata e todo tipo de valor das famílias foram escondidos dentro de vasijas de cerâmica ou panelas de ferro para serem enterrados e assim evitar que sejam saqueados pela soldadesca da Tríplice Aliança e no caso de alguém sobreviver à guerra, pudesse recuperar a fortuna do clã.

Em dezembro de 1.868, já com a Guerra na sua fase final, duas caravanas partem desde Asunción com destino ao Campamento Cerro León em Pirayu; a primeira chegou a destino e estava composta pelos familiares de altos mandos do que restava do Estado, ademais levava alimentos e munições para enfrentar o ultimo tramo de batalhas. Mais da segunda nao se sabe nada do seu destino, mas se suspeita que seu conteúdo era a imensa fortuna dos Lopez que se diz poderia pagar 100 vezes a dívida externa da nação ao preço atual do ouro.

Esta carga iria em trem, mas acabou sendo trasbordada baixo uma tempestade por ordem do próprio Mcal Francisco Solano Lopez em Aregua a um grupo de 5 enormes carroças tipo “Alzaprima” puxados por 4 juntas de bois cada uma, pois a intercepção da carga pelo exército aliado era iminente. Foram enviados pelo “Tape Tuya” ou caminho antigo dos índios Carios que só era conhecido pelos vaqueanos como o soldado Higinio Escobar e que hoje é a rua Presidente Gonzalez de Ypacarai.

A caravana carregada de ouro desceu dificultosa a serra pela estreita passagem aberta com facões e 200 m antes de chegar na estação de Guazu Vira sofreu um acidente. Devido ao peso que levavam dentro um dos eixos das carroças se quebrou por causa do acidentado caminho e a enxurrada que descia das colinas. Aquilo deixou-a inutilizada e impossibilitada de continuar a viajem.

Tendo como referência as colossais arvores de ingá, entre uma enorme lagoa e o córrego do rio Tarumã, foram tidas como sinalizações para marcar a localização do carregamento que devia ser enterrado (mais o menos no cruzamento das atuais ruas Presidente Gonzalez e Cabanhas). O conteúdo da carroça estragada foi escondido a 80 passos do rio, em três toneis que unidos por uma corrente de ferro maciço formando um triangulo de vinte passos de separação entre cada ângulo.

A ideia dos oficiais foi ficar com o tesouro depois da guerra acabar e para desenterrar os três barris só precisavam achar um, pois a corrente conduziria até os outros.

O carregamento guiado por Higinio Escobar continuou a viajem com quatro carroças, deixando no caminho aquela do eixo quebrado e ficaram ali para enterrar a parte do tesouro que já não podia continuar. 5 soldados ao mando de 2 oficias superiores ficaram com a tarefa de sepultar o ouro, e quando os famélicos “soldaditos” haviam acabado de fechar a cova, os infiéis chefes executaram lhes covardemente com suas espadas pelas costas, sem lhes dar chance de se defender.

Os assassinos cegados pela ambição, achavam que sobreviveriam a guerra para a posterior disfrutar do tesouro manchado de sangue, então concordaram atraiçoar Lopez para que o conflito acabasse pronto; mas nunca puderam ter acesso a riqueza nenhuma, pois tempo depois foram ajustiçados no Campamento Cerro Leon; aonde teve um processo sumario como em San Fernando que já tinha acabado até com a mãe de Solano Lopez sendo açoitada por conspirar contra ele, pois atraiçoar o Marechal era atraiçoar a pátria mesma.

Nesse Tribunal de Guerra criado em Pirayu para julgar os desleais à Pátria, o Fiscal de Sangue, o Cnel Francisco Aveiro, tinha acusado os covardes oficiais de se vender ao Império do Brasil e logo de dias inteiros de tortura, os urubus devoraram seus corpos.

Na atualidade não existem dados que certifiquem que a caravana do ouro tenha chegado tenha chegado a lugar nenhum e nem o tesouro do rio Taruma foi desenterrado. Este último, segundo a lenda está nos terrenos aquí na frente que ocupam duas casas e uma escola pública.

Quem ache o primeiro barril será rico e seguindo a corrente fará milionário seu vizinho e assim até serem descobertas as três partes que compõe este misterioso botim; mas segundo o mito da “Plata Yvyguy” terão que cumprir com as exigências dos espíritos que ainda hoje vigilam o tesouro pelo qual foram assassinados.

Enquanto a bom do Higinio Escobar, ele sobreviveu a guerra e junto com o Gral Bernardino Caballero foi feito prisioneiro pelo exército imperial perto do Rio Apa no dia 8 de abril de 1.870 e levado ao Rio de Janeiro, onde chegaram numa jaula como se fossem feras de circo.

Bernardino Caballero que era conhecido como o Centauro de Ybycu’i e Higinio voltaram ao Paraguay como heróis, e o Escobar retornou à sua terra e em setembro de 1.887 foi fundador e primeiro prefeito de Ypacarai; pela sua formação, respeito e admiração que gerava em propios e extranhos.

Voltando ao mito dos tesouros enterrados (Plata yvyguy), é comum que nas noites de trovoadas e relâmpagos possam se ver os fantasmas daqueles solados que foram assassinados logo de enterrarem o ouro.

Perto do rio Tarumâ, até hoje costuma aparecer um espectro com forma humana que viste uma capa de cor beige acompanhado de uma criança, que em noites de chuva ou lua cheia ficam observando as pessoas que por ali passam para logo se desaparecerem de maneira sinistra.

Ypacarai é misteriosa, pois as assombrações e os vivos convivem numa dimensão paralela, mas unidos umbilicalmente.

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